El intestino posee alrededor de 200 millones de neuronas. Estas, que son independientes del sistema nervioso central, mantienen una comunicación constante con el cerebro y producen sus propios neurotransmisores. Es decir, que con cada minuto que pasa tienes la oportunidad de mejorar tu estado de ánimo a través de alimentos que dan felicidad. De esta idea deriva la neurogastronomía, la disciplina que estudia el funcionamiento de las neuronas con respecto a la comida, de la que me serviré para contarte cómo cuidar de tu salud emocional.
Asegura tu felicidad a largo plazo a través de la alimentación
Recurrir a un helado o una hamburguesa cuando estás triste es más habitual de lo que crees. Sin embargo, lejos de arreglar la situación, puedes estar agravando los síntomas sin saberlo. Si bien estos alimentos producen una felicidad instantánea, lo cierto es que promueven la inflamación e incrementan el riesgo de sufrir altibajos emocionales. De hecho, el efecto de la alimentación en tu organismo guarda un potencial más grande. Muestra de ello es cómo una ligera deshidratación puede cambiar tu estado de ánimo en cuestión de horas. Por tanto, el objetivo será introducir alimentos que den felicidad en tu dieta. Para ello, será clave conocer cómo repercuten los distintos componentes en el organismo y apostar por los productos que los contengan:- Vitamina C: con la mejora de sus niveles en la sangre disminuye el estrés psicológico, los cambios en el estado de ánimo y la sensación de ira.
- Vitamina B6: facilita la conversión de aminoácidos en serotonina. De hecho, muchos antidepresivos la contienen.
- Zinc: la deficiencia de este mineral no solo genera dificultades de aprendizaje y de memoria, sino que también puede producir síntomas depresivos.
- Magnesio: ayuda a mantener el equilibrio hormonal e interviene en la producción de neurotransmisores que regulan el estado de ánimo. Fue la primera sustancia reconocida para tratar la depresión y la ansiedad.
- Selenio: ayuda a equilibrar el nivel sanguíneo de nuestro cuerpo. Además, es fundamental para disminuir el cansancio, la ansiedad, la depresión y mejorar el estado de ánimo.
- Triptófano: este aminoácido es precursor de la serotonina y, por tanto, imprescindible para la producción de la “hormona de la felicidad”.
- Probióticos: la salud de las bacterias beneficiosas que viven en el intestino influye en el sistema inmunitario y el estado de ánimo.
