La O en Emoción en Ebullición: Ortorexia

La ortorexia es un trastorno alimentario que se caracteriza por una obsesión extrema por comer de manera saludable. Aunque cuidar nuestra alimentación es importante, cuando esta preocupación se convierte en una obsesión que limita la vida social, genera estrés o provoca conductas restrictivas, estamos ante un problema.

En la terapia culinaria, la cocina puede ser una herramienta para abordar esta relación rígida con la comida y promover un enfoque más flexible y equilibrado. A través de la creatividad en las recetas y el disfrute del proceso culinario, es posible recuperar una conexión más saludable con los alimentos.

¿Qué es la ortorexia?

La ortorexia se centra en la calidad, más que en la cantidad, de lo que se consume. Las personas que la padecen:

  • Excluyen grupos completos de alimentos que consideran no saludables.
  • Pasan horas investigando sobre ingredientes o planificando comidas.
  • Experimentan culpa o ansiedad si no cumplen con sus estrictas normas alimenticias.
  • Pierden el disfrute de la comida, viéndola como un conjunto de reglas en lugar de una fuente de placer o nutrición.

Aunque no está oficialmente reconocida como un trastorno en los manuales clínicos, la ortorexia puede tener un impacto negativo en la salud física, mental y social, similar al de otros trastornos alimentarios.

La cocina como espacio de reconexión

En la terapia culinaria, la cocina se convierte en un espacio seguro para desafiar las creencias rígidas sobre los alimentos. Preparar recetas variadas, incorporar ingredientes «prohibidos» y explorar diferentes formas de cocinar son maneras de reencontrarse con la alimentación sin juicios ni restricciones.

Por ejemplo, elaborar un postre con ingredientes que antes se evitaban puede ser una experiencia liberadora, transformando la culpa en disfrute. Además, la cocina ofrece la oportunidad de redescubrir sabores, texturas y sensaciones que enriquecen nuestra relación con la comida.

Trabajando las emociones detrás de la ortorexia

La obsesión por comer saludable a menudo tiene raíces emocionales, como el miedo a perder el control o la búsqueda de perfección. Cocinar puede ayudar a explorar estas emociones en un entorno creativo y no amenazante.

  • Aceptación: La cocina invita a aceptar los errores, como una receta que no sale perfecta, y a aprender de ellos.
  • Flexibilidad: Experimentar con ingredientes y métodos ayuda a romper esquemas rígidos.
  • Disfrute consciente: Cocinar con atención plena permite disfrutar el proceso y valorar cada paso, desde seleccionar los ingredientes hasta servir el plato.

Creando un equilibrio con la terapia culinaria

El objetivo no es abandonar la idea de comer saludable, sino encontrar un equilibrio que permita disfrutar de la comida sin ansiedad ni restricciones excesivas. La cocina, vista como un espacio creativo y de autoconexión, ofrece herramientas prácticas y emocionales para transformar la relación con la alimentación.

Cada plato preparado puede ser un paso hacia una relación más libre y compasiva con la comida. Porque en la cocina, como en la vida, el equilibrio es la clave para el bienestar.

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